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El equilibrio entre las dos naturalezas. Por Abenámar

Actualizado: 1 jul 2023



A estas alturas de la historia, casi la totalidad de los seres humanos de la Tierra somos mestizos en alguna medida. Si bien existían las antiguas leyes SALATZENDA (denunciación de la raza) promovidas por Dios Todopoderoso, que prohibían la mezcla sanguínea entre razas humanas, al pasar los milenios muchas veces fue imposible acatarlas por diferentes razones. Siendo igualmente imposible extirpar una parte de nuestra propia esencia, la purificación del ser humano terrestre no consiste en regresar a tener una sola raza, sino en encontrar el justo equilibrio entre las distintas naturalezas que ahora nos componen tomando lo mejor de cada una.


Este equilibrio lo han sabido plasmar perfectamente los Adeptos en la figura del grifo. Ellos hablan de un necesario combate entre las dos naturalezas como parte de la consecución de la Piedra Filosofal, simbolizado de varias formas: la rémora contra la salamandra, el león verde contra el león rojo, y más significativo aún, el águila (Bere) contra el león (Paios). Como bien explica Fulcanelli, al final ninguno sale vencedor sino que terminan mezclándose dando lugar a un ser diferente a ambos. En esta nueva criatura, el águila pierde sus alas y el león su melena; es decir, pierden los elementos que les permiten tener un dominio sobre el otro. Sin embargo, la parte capital, la cabeza, termina siendo del águila.


Recordemos los platillos de la balanza en la pintura FINIS GLORIÆ MVNDI analizada anteriormente. Aunque a simple vista parezcan tener el mismo nivel, una mirada atenta revela que el platillo de la derecha está ligeramente más inclinado. En efecto, el eje correcto de las cosas no se encuentra a la mitad sino en la sección áurea, dejando así una parte más grande que la otra. Entre la raza Bere (blanca) y la raza Paia (amarilla), la más perfecta y justo por la cual se decantaron los Ancestros del Hombre para depositar sus almas es la Bere; por lo tanto, a esta debe corresponder la sección más grande y estar a la cabeza.


Hablamos de dos naturalezas en concreto: la Paia y la Bere, dejando de lado a la raza Niger o negra ya que, al ser la única autóctona de este mundo, no se haya en una confrontación real como las otras dos.

No debemos pensar en la raza Paia como si fuera pura degradación de la que no se logra obtener nada bueno. Existen ejemplos de Paios con elevado nivel de conciencia, como los que apoyaron a Jaungoiko en la Guerra de las Paleides en el globo Eden, y los Paios que ayudaron a las Marías cuando estas llegaron a la Tierra, convirtiéndose después en los sabios Toltekas. El mismo Jaungoiko vio la posibilidad de mejoría en esta raza e impulsó su desarrollo, buscando alcanzase su grado más alto de perfección. Quizá, con miras a eventuales proyectos en colaboración entre ambas razas para el avance de la Humanidad.


En el libro ASÍ HABLÓ ELEAZAR (1997), publicado por José Ginés Cillero, Alexandre Eleazar menciona sobre la bondad del pueblo Paio: «...Y no es que los Paios fueron tan malos, sino que siempre existió un poder dentro de ellos que les dominó. Me refiero a los Pares que eran unos feroces caníbales, pero el pueblo no era malo. Al contrario, se mostró siempre demasiado bueno. De haber sido malo ese pueblo no se hubiera dejado engañar tan fácilmente como ahora podemos verlo. Es demasiado bueno. Siempre lo aplastaron con impuestos exagerados, trabajos forzados para construir templos, palacios y carreteras para los ejércitos. Los Paios el pueblo, vivieron casi siempre como esclavos. Les pegaban con látigos y no percibían ningún salario para efectuar esos trabajos del Culto y del Poder, que venía a ser lo mismo.»


El primer enlace intencionado entre las dos razas lo realizó Margot, la tercera Xuride de Dios Be, también llamada La Bane por su origen acaecido en el globo Banus o Be Anus. Nos referimos a su enlace matrimonial con un príncipe Paio, el cual hizo sin mala intención creyendo que así mitigaría las guerras y masacres; pero dicho acto no dejó de suponer una transgresión a la Ley Divina por lo que murió arrepentida y clamando perdón. Desde entonces, sus descendientes, los Ban, siempre fueron dados al mestizaje. Así vemos, milenios después, al rey Dardanos fundando la primera ciudad mestiza: Iruma (futura Roma), justificando su acción con el famoso ejemplo de las gallinas descrito en el libro LOS BERE. Este rey fue el primer hombre en darle la vuelta al mundo y tuvo numerosos hijos con mujeres de cada lugar al que llegaba, impulsando así las mezclas raciales.


Otros seres humanos famosos que predicaron la confraternización entre las razas fueron Buda «el invertido», vástago de Margot y el príncipe Paio Puterru, y Karistio de Antiokos (el verdadero Cristo), conocido posteriormente como san Pabelu por intentar reconciliar a los de «Pa» con los del «Be» en su nueva religión llamada Karestionismo. La Biblia pagana contiene una serie de textos atribuidos a san Pablo, de los cuales, el más importante es el capítulo trece de la primera epístola a los corintios (notemos el apelativo «tios» de los hombres de Antiokos, hoy Antioquía, como el mismo Karistio). En este capítulo defiende la caridad, aunque en versiones más nuevas han sustituido la palabra por «amor». La caridad era muy importante para Karistio, ya que fue la caridad de un Bere la que lo salvó de la muerte en cierta ocasión en que fue arrestado. Karistio era comerciante de esclavos y este Bere había sido mercancía suya, así que tal acto de bondad lo conmovió de una manera tan profunda que incluso lo hizo reorientarse a un mejor camino. En el versículo cuatro de dicho capítulo se lee: «La caridad es paciente, es benigna», entendiéndose una virtud común a los Paios y Bere buenos.


Trecientos años después del fallecimiento de Karistio, la curia romana, al ver la enorme popularidad del karestionismo y que además generaba mucho dinero, se apropió de la figura del predicador cambiando los datos de su vida, diciendo ahora que aquél antiguo vendedor de esclavos era el tan esperado Mesías. Por tal razón, el cristianismo actual aún conserva cierta asociación entre las dos naturalezas, evidenciada en las magníficas catedrales construidas por los masones. A continuación daremos un ejemplo:


Sabemos que el plano de las catedrales góticas asemeja una gran cruz latina; sin embargo, en EL MISTERIO DE LAS CATEDRALES, Fulcanelli va más allá tomando en cuenta el ábside en forma semicircular. Así obtenemos que, en realidad, se trata de una cruz ansada, el ank egipcio, cuyo equivalente hermético es el emblema de Venus (Be Anus, La Bane). Margot, por las razones antes vistas, es el gran símbolo de la unión entre las dos razas recogido por el cristianismo. Recordemos: Venus es una «estrella doble».


Algo más puede decirse sobre la cruz ansada. Esta imagen que combina el óvalo femenino con la cruz tau masculina, en realidad se trata de una mezcla entre las runas ibéricas LOTU (símbolo de los kures, también llamados loteros) en la parte superior y BE en la parte inferior. Manly Palmer Hall señala a esta cruz como un antiguo símbolo del dios druida Hu e indica que de ella deriva el caduceo de Hermes. Pues bien, Alexandre Eleazar ha demostrado ya la ausencia de los druidas en la historia, por lo que bien podría tratarse de Abes galos; en cuanto al dios Hu, este se identifica con Thot y Hermes (quien haya estudiado los libros de Serdaniol conoce la identidad de esta celebridad). La cruz tau no es exactamente la empleada por los kures y es posible que más tenga qué ver con la tradición Bere.



La masonería también ha adoptado otras imágenes Bere trastocándolas a su conveniencia. La famosa figura del compás y la escuadra entrecruzados con la calavera en medio (sustituida posteriormente por una «G» de Go) está inspirada en el Losange con el óvalo, símbolo Bere de la sabiduría y la verdad. Vemos aquí otro intento de equilibrio entre las dos naturalezas: el compás representa a los Paios, ya que se utiliza para dibujar círculos (emblema de Pâ). En cuanto a la escuadra («Ele»), utilizada para trazar ángulos rectos, representa a los Bere que siempre construyeron torres cuadradas en honor al Túnel de Agumena en Troia. Otra imagen derivada es el Hexagrama Unicursal creado por Aleister Crowley para la Orden de los Templarios Orientales. Es curioso ver cómo los místicos y charlatanes modernos desconocen el origen y significado reales de los símbolos que reproducen.


Aún con todas estas evidencias no debe pensarse que el binomio cristianismo-masonería constituye el equilibrio perfecto entre las naturalezas del que hablamos, ya que aquí la parte capital la conserva el lado Paio, tal como se ve en la figura del ank. Quizá, el emblema del Losange con el óvalo sea la representación más exacta de ese equilibrio que buscamos: el Losange y el óvalo no son más que un cuadrado y un círculo deformados, se deforman porque ya no son puros, y al superponerse el Losange Bere queda en un nivel superior encerrando al óvalo. Alexandre Eleazar cita este símbolo en el libro LOS BERE (pág. 566) al analizar un dibujo antiguo en el que se observa al Mesías sosteniendo dicha figura en su mano izquierda. Entonces se entiende que es una insignia propia de este tiempo en el que vivimos, en el que la humanidad, confundida y engañada, precisa encontrar ese equilibrio que le permita alistarse para un Juicio Final.


La Historia Verdadera no se enseña en los colegios y sorprende cuán distinta es de lo que nos han dicho nuestros profesores. Hacerla comprender resulta una tarea difícil ya que no todos están dispuestos a escuchar y reflexionar. Aquel que la descubre, con la ayuda de Dios, continúa él solo atando cabos y encuentra un nuevo significado a las cosas. Este abanico de conocimiento apenas empieza a desplegarse sobre el mundo pero ya agita los vientos fuertemente. Al estudiar la Obra de Alexandre Eleazar, sus hallazgos arqueolingüísticos, se nos revela también otra cosa, muy superior a todo lo que puede contarnos cualquier religión.


Por Abenámar

2 Comments


Guest
Jun 11, 2024

Gracias…

A cada suceso alcanzado por la conciencia, se va abriendo un uniberso más amplio y sorprendente.

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Ion
Ion
Jun 30, 2023

¡Excelente artículo! Muy bien elaborado y argumentado y se nota el profundo conocimiento de la Historia de los Bere y de los Paios de su autor ¡Felicidades!

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